La no diplomacia de Milei
Por Lautaro Samuel Sosa
Estas semanas hemos visto cómo la tensión en la relación Argentina-España escaló. No es menos sino otro ejemplo más de la grave situación la gestión de Javier Milei desde su desembarco a la Casa Rosada. Si bien hemos tenido estas mismas situaciones anteriormente, sobre todo con líderes que el propio Milei ha tomado esta batalla personalmente como la izquierda internacional y el marxismo en la cultura occidental, lo que vemos reflejado en sus intenciones de acercamiento geopolítico con las naciones occidentales muy fuerte.

La Política Exterior de la Presidencia de Javier Milei inició marcada por el nuevo alineamiento con los Estados Unidos de América y el Estado de Israel. El Presidente Milei viene tratando estos 5 meses de desligar la diplomacia Argentina de sus predecesores, sobre todo de la gestión kirchnerista que ha tenido a su mando el país por 16 años, con unos 4 años en medio de la Gestión Macrista del 2015 al 2019.
Si vamos al caso ¿Milei tiene una fuerte aproximación a la gestión Macri?. Teniendo un breve repaso de Macri en su gestión diplomática, vemos que el ex presidente trató de volver a realinear el país con ciertos líderes occidentales, pero no dejó de mantener buenas relaciones con las demás potencias, así lo vimos en el año 2018 cuando Argentina fue anfitriona del G20, y sus viajes a las naciones asiáticas, sobretodo China, la cual ahora Milei ha tratado de dictadura comunista "con la que no se habla".
Realmente la gestión no es sino una profundización sobre un contexto que podríamos situar en la vuelta a las "relaciones carnales" con Washington del Menemismo, y agregarle la mayor importancia que el presidente le concede al conflicto israelí-palestino. No es que estas posturas no sean fructíferas para el país, el punto es saber marcar en qué momentos acercarnos y en qué momentos debemos priorizar los intereses de nuestra Nación, más que subordinarse a los intereses de otro Estado. En este caso podemos hablar del Realismo Periférico (RP) tratado por el politólogo e intelectual Carlos Alberto Escudé como uno de sus mayores exponentes, que trajo toda la atención del canciller Guido Di Tella y del presidente Menem en su tiempo. Aunque el marco teórico de esta teoría no es el punto de este articulo, cabe mencionarlo ya que el presidente Milei parece tomar como foco de su gestión el Menemismo y sus misiones de ajuste, alineamiento, pero tiene diferencias.
El presidente lidera una "pelea contra el comunismo", también llamada batalla cultural contra la izquierda global, con la que hace sus apuestas intensamente. Al asumir el mando, envió a Sudáfrica su rechazo a la invitación de Argentina por parte de los BRICS de ingresar al grupo, y centró ahora sus intenciones en acelerar el proceso de ingreso a la OCDE, que ya venía enfriado por Alberto Fernández cuando se aceptó la participación argentina en la organización. A la par, se destacó en un principio la invitación a la asunción de su par ucraniano, Volodímir Zelenski, en medio de la invasión rusa a Ucrania que lleva desde 2022 en un estancamiento de los frentes. Así como la nula invitación al acto a las autoridades de Nicaragua, Cuba, Venezuela e Irán. Todas evidencias marcadas contra las posiciones de su predecesor.
El liderazgo que se otorga Milei, de carácter mesiánico anti comunista, ha hecho que el presidente trate de sacar al país de su lugar de neutralidad que hemos venido sosteniendo (que en cierto punto puede ser algo fructífero), ya que el gobierno trata de poner al país dentro de los escenarios globales. En sus entrevistas periódicas y discursos ante multitudes ha dicho reiteradamente que su misión es la de "volver a la Argentina una potencia mundial", sacando provecho de su repentina masividad de su figura histriónica en los medios mundiales para propagar esta frase, y colándose en la misma calidad de la campaña trumpista de MAGA, Make America Great Again, con su propio MAGA, Make Argentina Great Again.
Una cuestión interesante a mencionar es el actual intento del Ministerio de Defensa de volver a dotar a las Fuerzas Armadas de
capacidades perdidas, y el nuevo gran alineamiento con la OTAN. O mismo en el
pasado mes de abril junto a la General del Comando Sur de los Estados Unidos,
Laura Richardson, de sacar a pulir a la Argentina como "aliado extra OTAN",
nombramiento que consiguió el gobierno de Menem en los 90, en camino de la
nueva corriente de pensamiento que trata de formar el gobierno, deshaciendo los
acercamientos hacia China que ha tenido la gestión kirchnerista.
Por otro lado, con la designación de Diana Mondino a la cabeza de la Cancillería Argentina, el presidente Milei pone en manifiesto sus intenciones de tratar a la diplomacia de agentes en búsqueda de inversiones, ya que la propia Mondino no es profesional del área de Política Exterior, menos diplomática de carrera, sino más bien es Economista. Qué podemos esperar de una Canciller que no pareciera presentar conocimientos sobre materia exterior, la dinámica del juego internacional, la geopolítica, o mismo el trato diplomático con terceros Estados. El propio presidente ha expresado que Mondino girará su gestión en el área de comercio, y también le salvará las papas calientes las veces que meta la pata el mismo Milei. Aunque la propia Canciller no escapa de sus mismos incidentes, con declaraciones inoportunas que no hacen más que degradar la figura diplomática, la cual últimamente los gobiernos argentinos no han tenido en cuenta con burdas designaciones en esta área.
Los traspiés del gobierno para con las demás naciones en la región vienen desde el inicio de la gestión. Así lo vemos como cuando a inicios de año el presidente se refirió a su par chileno, Gabriel Boric, como alguien "con las ideas equivocadas". Lo vimos también con la nula relación que mantiene con su par brasilero, Lula Da Silva, con quién aún no se ha tratado de conseguir una reunión oficial a pesar de ser el principal socio político comercial de la Argentina. Y lo vimos más fuerte con los presidentes Colombiano y Mexicano, Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador respectivamente, a quienes ha acusado, en el caso de Petro de "comunista asesino", por lo que posteriormente la propia Ministra Mondino ha tenido que viajar a Colombia para mantener las relaciones comerciales entre los países sin escalar más en el asunto. Y en el caso de Obrador de "patético, repugnante e ignorante" ante dichos vertidos por el presidente mexicano de mencionarlo como un facho conservador.
Si bien desde este espacio nos encontramos en las antípodas ideológicas en materia política y económica con estos líderes mencionados, y condenamos fervientemente los dichos de cada uno contra nuestro Jefe de Estado, debemos entender que la diplomacia y la política exterior trasciende estas barreras ideológicas, priorizando los intereses y los posibles beneficios para la Nación.
Como ya mencioné, el Presidente busca liderar una lucha contra el comunismo y el socialismo que hace "peligrar a Occidente", como ya ha mencionado en su discurso en el Foro de Davos al que asistió este año. Ha construido discursos anticomunistas durante, y ya posteriormente a la campaña como presidente electo durante el 2023, que imprudentemente los trasladó al plano internacional: desea librar una lucha contra un enemigo que actualmente en el escenario global no se encuentra, casi aludiendo a las épocas de la Guerra Fría contra el bloque soviética, la izquierda marxista y el comunismo.
La frutilla del postre la tuvimos estas semanas, con la escalada de tensiones con Pedro Sánchez, otro partido del mismo grupo, (el Partido Socialista Español o PSOE), y actual Presidente de España, presidente que no vino a la Asunción de Milei. Todo esto iniciado con los dichos del Ministro de Transporte español, Óscar Puente, de acusar al presidente Argentino de "ingesta de sustancias", a lo cual el gobierno argentino responde con un comunicado oficial en el que termina criticando al ministro mencionado, al presidente Sánchez, y su esposa en un caso de corrupción, situación que puede haber sido respondida con otro posicionamiento de algún ministro fuerte del gobierno, pero no el de rebajar la posición presidencial de Argentina al responderle a un ministro español como lo es el de Transporte.
La situación escaló al viajar a España, en uso de la flota oficial y con comitiva, para participar de un meeting de la oposición española, donde ha vuelto a referirse al gobierno español y a personales Sánchez, ahora en territorio español. Esto vino en la ya mencionada ruptura de relaciones diplomáticas por parte de España, retirando a la embajadora en Buenos Aires, y acudiendo a la Unión Europea por tratarse de "atacar la soberanía española" por lo tanto se ataca a toda Europa. Sin éxitos Sánchez no tiene resultados esta vez, ni por parte de Europa, ni por parte de Argentina, ya que el gobierno no retiró a su embajador de España.
Veremos como prosigue la doctrina anticomunista del presidente. Mientras tanto, esperemos mesura de la diplomacia Argentina y su correcta función en la defensa de nuestros intereses y los de los argentinos en el mundo.