Nueva derecha: cuando los reaccionarios dicen ser liberales

13.08.2024

Por: Miguel Vargas Conde

Con la expansión de las redes sociales e internet, el conocimiento se ha democratizado, permitiendo que más personas accedan a información diversa. Sin embargo, esta expansión también ha dado lugar a un aumento significativo de la desinformación y la polarización en la sociedad. En este contexto ha surgido un término que primero tomó relevancia en las redes sociales a través de algunos influencers y que actualmente se ha incorporado en los debates públicos: «la nueva derecha». Aunque a primera escucha el término pueda sonar innovador ¿En qué consiste?

La nueva derecha ha ganado reconocimiento por su denuncia, crítica y ataque a movimientos como el LGBT+, el feminismo, el multiculturalismo o a cualquiera que tenga planteamientos similares. En este contexto, los terminan englobando con el término wokismo. Según sus críticos, el wokismo es un movimiento promovido por una élite que manipula los medios de comunicación, los Estados y la sociedad en general, con el objetivo de satanizar y desmoralizar a la sociedad. Dentro de la nueva derecha se encuentran diversas posturas políticas, que van desde conservadores hasta autodenominados "liberales" (algunos, para diferenciarse de la concepción tradicional de este término, prefieren llamarse "libertarios"). Este fenómeno plantea un problema significativo: la perversión de un mal llamado liberalismo en el debate público.

Es importante recordar que el liberalismo surgió como respuesta a las tiranías y, por ende, a los autoritarismos de la actualidad, promoviendo la separación del individuo del Estado y la libertad personal. Esta evolución la denotamos en una lectura de John Locke, pasando por Voltaire y llegando a Stuart Mill, obviamente con autores posteriores que fueron cultivando esta tradición. Con ellos tenemos una base en la cual se busca una sociedad basada en las necesidades, opiniones, respeto y tolerancia hacia el individuo.

Pero, ¿por qué considero que la nueva derecha no está alineada con el liberalismo? Varias razones y acciones me llevan a esta percepción. En primer lugar, su oposición a un llamado "progresismo" y sus ataques a las libertades individuales, con base en un "marxismo cultural", además de ser una reinvención falaz del término. En su discurso, prevalece el uso de una moralidad mayoritariamente desde una perspectiva religiosa, llegando a calificar como monstruos a quienes no practiquen su visión sobre la moral. Esto termina conduciendo a la deshumanización del otro para justificar su cruzada ideológica, autoproclamándose los portadores de la verdad. Lo peligroso de esta postura es que termina obviando las pluralidades democráticas que se encuentran en la sociedad. Este es uno de los motores que engloba a muchos individuos y, para evitar conflictos, es necesario establecer un orden de respeto a las pluralidades, algo que varios de sus líderes no están dispuestos a aceptar.

Otro factor a considerar es el nivel de polarización que ha generado. Es común que, al momento de hacer alguna crítica, su argumento se reduzca a calificar al otro como "zurdo" o "progre". Este fenómeno es similar al uso descalificativo de términos como "neoliberal" y "facho", volviéndose retóricas populistas de confrontación entre los supuestos buenos y malos. Al simplificar los debates y reducirlos a etiquetas despectivas, se impide una discusión constructiva y se erosionan los fundamentos del diálogo democrático.

Otra evocación que hace la nueva derecha es el uso del populismo, siendo varios de este sector los que afirman esto, por lo cual se van alejando del liberalismo, y no solo de esta postura, sino también de las democracias liberales. A pesar de que algunos populistas de derecha aseguran estar a favor de libertades como la libertad de expresión, en la práctica están cerca del iliberalismo. Esto se manifiesta a través de la toma de instituciones, con el pretexto de la búsqueda de "lo bueno" y para poder combatir ciertas élites.

El uso de la práctica y retórica populista como herramienta política conlleva a un debilitamiento de las instituciones democráticas e independientes, a una concentración del poder en un sector con base ideológica y sin imparcialidad, poniendo en riesgo la pluralidad y la diversidad de opiniones que caracterizan a una sociedad democrática. Este tipo de planteamientos no solo polariza el debate público, sino que también erosiona los fundamentos de un debate saludable. Al simplificar los debates y reducirlos a etiquetas despectivas para deslegitimar las posiciones contrarias, se impide un diálogo constructivo.

En este punto, cada vez se encuentran más alejados del liberalismo. Pero lo que más destaca en estos períodos, estando cercanos a las elecciones presidenciales en EE. UU., es el total apoyo de aquellos "liberales" a Donald Trump, figura completamente conservadora, en contra de las individualidades, y en su esfera económica con planteamientos proteccionistas. Como una posdata, también el apoyo a Marine Le Pen en Francia, figura política completamente antiliberal.

Para concluir, no quiero defender las hipocresías de sectores progresistas, e incluso de este planteamiento se pueden mostrar actitudes de la izquierda, pero tampoco es motivo para no hacer un planteamiento crítico hacia aquellos sectores políticos que se opongan a un diálogo saludable y, sobre todo, a una sociedad abierta.